El Sol, fuente de
energía de los sistemas biológicos.
La radiación ultravioleta (UV):
Tiene una menor longitud
de onda y no puede ser percibida por las personas, aunque si por algunos seres
vivos como las abejas. Representa el 9% del total, pero es una radiación muy energética.
Por lo tanto, produce la ruptura de algunos enlaces químicos y la desorganización
de las moléculas, lo cual provoca alteraciones en los organismos.
La radiación
ultravioleta que llega a la superficie de la Tierra se compone de dos tipos de
rayos que se llaman UVA y UVB.
Puede producir daños en
la piel, envejecimiento prematuro, causar melanoma y otros tipos de cáncer de
piel. También puede causar problemas en los ojos y el sistema inmunitario. Los
especialistas de la piel recomiendan que las personas usen filtros solares que
protejan la piel de ambas clases de radiación ultravioleta. En el campo de la
medicina, la radiación ultravioleta también surge de lámparas o rayos láseres
especiales que se usan para tratar ciertas afecciones de la piel como soriasis,
vitíligo y tumores de la piel causados por el linfoma cutáneo de células T.